Después de algún tiempo...

¡Hola! escuché tu voz, me hablaste como pretexto para conversar un poco y saber que hay una persona que aún piensa en ti, que te ama infinitamente a pesar de tus constantes estupideces y buenos ratos, te escuché y como si no hubiera pasado nada hace un mes, te di consejos de compra (tu celular se perdió) ¡Gran pretexto para hablarme! El único contacto con fotografía, ¡claro! ¿Cómo no sé te ocurrió antes llamar para cancelar tu número? ¿Qué no sabes que atienden toda la noche? Pero me llamas a las tres de la mañana, después de hablar con tu novia, para decirme que has perdido el teléfono (con la foto más bonita de tu gran ex novia) ¿Por qué me llamas? ¿Qué quieres, saber que te amo? Lo hago, lo sabes, te extraño. Y entonces vuelves a llamar ¡Ah, claro! para saber sobre el plan que tienes que escoger, pues mira, te digo: escoge uno como el mío: 200 minutos gratis, 10 mensajes, 6 números gratis y tal...

Así está mejor. Adiós, digo. No te vayas, contestas. Cuéntame cosas, repites como siempre. No tengo nada que contarte, me va bien en mi vida, digo. Pero, no eso ya sabes cuales cosas, me dices. No tengo historias de mis amantes, todas son unas tragedias, te contesto. ¿Por qué tragedias?, me preguntas. Porque no quiero dormir con nadie más (que no seas tú, pienso), como siempre te lo digo. Pero bueno siempre tienes algo que contar, me dices de nuevo insistente. Pero ahora no, dime para qué llamaste, ¿Sólo para preguntar de tu celular?, le digo. No. quería escucharte. Pero ahora tienes a alguien que te cuente historias, le digo. Nadie las cuenta como tú...me dice. Entonces, le digo. Llamé también para escucharte. Sólo por eso, si quieres que te cuente algo debes de convencerme con palabras lindas, se lo confieso. Pienso que estoy contigo cuando me cuentas, me dice. Entonces sólo es físico, lo advierto. Tú siempre escuchas lo que quieres y no lo que hay atrás, me dice. Yo sólo escucho lo que hay que escuchar, es lo que dices y no más, le respondo. Me tengo que ir, le vuelvo a contestar. Silencio. Adiós. Adiós.

Así fue, más o menos, nuestra última platica...

(Estás historias se repiten, en cualquier lugar, a cualquier hora, con cualquier amor de la vida, pero sólo escribo para justificar la nostalgia, puede que no sea cierta esta historia)

Comentarios

  1. me ha vuelto loca, me ha encantado.
    aúuuuuuuu

    ResponderEliminar
  2. Y los adioses en ese instante son raros. Y saben a algo amargo, como a pomelo que se queda toda la noche fuera de la nevera.


    Un miau juguetón

    ResponderEliminar
  3. Muitissimas gracias!!!! tenho a tempo a ler seus blogger´s,acompanho suas criaçoes e me encantado pelo seu talento.

    Abraços!!

    ResponderEliminar
  4. Qué misterioso que puede resultar ser el hombre, la mujer.

    Construimos una historia de amor entre dos y, si esto se termina, seguimos nuestras vidas con un dejo de nostalgia. E inevitablemente algo nos retrotae ciertas imágenes, ciertas sensaciones pasadas.

    Una escritora tiene la teoría de que todas las historias de amor que vivimos no son independientes sino que son una sola: algo así como la historia del amor de nuestra vida.

    Por eso es que cada beso que damos con sentimiento y no por mera atracción física, nos marca y marca al otro.

    Aunque parezca increíble, la "narradora" puede dormir tranquila. Quizás no le gusten estas palabras, pero le aseguro que la posibilidad de volver a enamorarse no dejará de existir.

    ¡Feliz día de la mujer!

    Pablo

    ResponderEliminar
  5. buen relato!!! un poco autobiografico quizas?
    de todas formas a todos nos pasa alguna vez alga parecido canan
    suerte y saludos!

    ResponderEliminar
  6. Lindo, bastante lindo, sin más qué hacer, que ponernos en el lugar de aquella chica que sólo piensa en el ser amado y en las noches que podría estar compartiendo con él o ella.

    Abrazos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares