Cinco minutos para mí

No te vayas, no regreses todavía, he visto que hablas con todos y quiero cinco minutos para mí, te observo desde mi lugar y no has volteado hacia mi dirección, es por eso que tuve que tomarte por el brazo y pedirte que platicaras conmigo...Así que disculpa que me ponga nervioso, pero estas cervezas me dieron valor, sino sé qué decir no es porque no tenga algo de decirte, mejor cuéntame qué es lo que más te gusta hacer...
¿Lo que más me gusta hacer? -vaciló por un momento en decir alguna cosa común como leer, ver pelís, pero hace unos días estaba segura de no volver a repetir las mismas repuestas hechas, suspiro y habló con la verdad, no sin pensar anticipadamente, que el tipo que estaba frente a ella, le había gustado, le había gustado, su tomarla del brazo y pedirle que le diera cinco minutos, las palabras que decía y su voz, estar rodeada de jóvenes que la empujaban y tener cinco minutos sólo con alguien, que quería escucharla, sólo a ella- Me gusta escribir, a pesar de mi dura autocritíca, mala ortografía y falta de historias; tomar fotografías, aunque la única cámara que tengo es la del celular, pero en esto sé que no lo hago tan mal; Cantar, mucho y en todos lados, cantar sin voz y con el pensamiento; Caminar, acompañada y sola, sentir en viento, cuando me despeina. Guardó silencio y se liberó con un desconocido, acto seguido un suspiro.
Tu voz es mejor cuando la siento cercana, a menos de un metro...toda tú te vez más hermosa si estás a menos de un metro...
Ella, se sonroja y sonríe, agradece los cumplidos mientras observa su boca, sus ojos que no la miran, porque temen encontrarse con los de ella y enamorarse de la desconocida en sólo cinco minutos, pero ella como de costumbre, deja que su corazón lata y sus pensamientos no vuelen, se encuentra mal, lo sabe, por eso decide no decir nada más y guardar esa anécdota como tal, no quiere sufrir, pero como le gustaría enamorarse así de repente, no de él, sólo enamorase así. Sin embargo, no sabe cómo amar, se confunde y pierde todo el control, no es posible más daño. Así, se despide, dice que tiene que irse con sus amigos, la esperan, pues lleva más de cinco minutos lejos de su mesa y su bebida, de su mundo.
Él lo entiende, sólo lo agradece con una sonrisa, se queda de nuevo sólo con un par de cuates, que no parecen serlo del todo, no han volteado ni una sola vez a verlos, seguramente están juntos por pura casualidad, pero esa casualidad no es de las que abren las puertas del amor, es una de esas casualidades que lo llevaron sólo a decirle a una chica que se quedé con él...

Comentarios

  1. A veces en cinco minutos descubrimos algo maravilloso,algo que nos hará sonreir,sentirnos mejor.

    Me encanta la nueva imagen del blog!

    Un abrazo gigantesco,bonita!

    Mer

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  2. Saludos, mi estimada Cannán.

    Me ha encantado, en verdad, muy rápido el texto, preciso, al punto. Sigue escribiendo lo que tu corazón te dicte, ya verás como todo se irá volviendo una verdadera muestra de arte.

    Te mando un enorme abrazo desde el abismo.
    Abur!

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  3. Disfruté de la lectura de esta historia.

    Creo que reflejaste muy bien la lucha que suele darse entre la razón y lo impulsivo.

    Lo curioso es que lo mejor es intentar no tomar posturas extremas: es decir, que ni lo impulsivo ni lo puramente racional tienen resultados positivos.

    Para mí es importante dejarse llevar por los impulsos de vez en cuando, así como dejar que la razón arme sus misteriosos entramados.

    ¡Gracias por visitar mi blog!

    Saludos,

    Pablo

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