Nacimiento y cambio de vida

Estoy en una fiesta, no entiendo muy bien cómo termine ahí, pero he tomado varias cervezas, de repente veo a un chico que ya conocía pero no sé muy bien quién es, ni de dónde lo recuerdo, se acerca lo veo y el alcohol me hace recordar que me siento sola, ¿Qué pasa? me ha besado, pero no sólo quiero que me bese, quiero acostarme y sentir el tacto, en la fiesta vamos a un sillón, ya no hay nadie, tenemos sexo sin protección, no me importa, jamás lo volveré a ver ni el a mí, esto no pasará de esta noche.

Me levanto y me voy, me siento mal. No quiero estar un minuto más en ese lugar.

Al día siguiente, llego a mi trabajo, un super mercado, en el área de cremas para el cuerpo, recuerdo que esa área es mi favorita, me encantan los olores, la suavidad en la piel, tener una piel tersa y con buen olor, me ponen muy feliz, pero sé que ese trabajo es temporal, me gusta que es la música, pero no recuerdo por qué terminé en ese lugar trabajando de demostradora...no me importa soy feliz por el momento.

¿Qué pasa? mi amiga me dice que vayamos a comer, salimos un momento y le cuento lo de la noche anterior, pero ya no es tan anterior, estoy embarazada, veo mi vientre abultado, pero nadie se ha dado cuenta, nadie se ha percatado de que tendré un bebe, ni siquiera yo misma, estoy un poco confundida, ¿por qué he esperado tanto tiempo?¿Por qué no he dicho nada?¿Por qué no hay nadie a mi lado que me ame y quiera cuidar a mi hijo? ¿Qué demonios haré después de su nacimiento?¿Cómo cambiará mi vida?

Salgo del lugar, no soporto más estar ahí, corro a una librería, y me siento en una barra que hay en el interior, se convierte en una barra de cafetería, el lugar es acogedor, todo está hecho de madera, las puertas, las ventanas, los libreros, el techo, el piso y las paredes, se iluminan con una lamparita colgada del centro, da un color cálido, casi naranja, creo que pertenece a personas orientales, como de china o corea, todo parece estar en su lugar, comienzo a ver los libros, pero regreso a la barra, me siento y toco mi vientre, aparece un señor, nos conocemos porque sonreímos, le digo que he encontrado dos libros que quiero llevarme, pero estoy buscando uno más de música, él me ofrece un té y no me dice nada, solo sonríe, tiene barba, y una paz en su interior inmensa que me contagia, sorbo el té con alegría, al tiempo llega una señora, ha de ser la compañera del librero. Sonríe y habla de unos niños judíos, que han dejado sus zapatos justo debajo de mi silla, así que bajo de mi asiento y veo los zapatitos de madera tallados y pintados de rojo y morado, amarillo y azul, son tan bellos, que solo hay una sonrisa en mí.

El señor de la librería me llama a un mostrador, me dice que el libro que busco es ese, un libro con pasta dura de tela azul, hilo de oro que cuenta la historia de la música con bordados. Adentro las hojas son blancas, el papel es de tela que no necesita luz para que lo leas, el papel se refleja a sí mismo, las letras son negras, caligramas que descifran el secreto del sonido y el silencio. Supongo que es muy caro y recuerdo que tendré que cambiar de vida, no volveré tan seguido a la librería para comprar los libros que me gustan, lo dejo en sus manos y salgo del lugar.

Camino en la noche hacia mi casa, estoy sola y sigo pensando, llego y abro la puerta, entro a mi cuarto, dejo los libros, pienso en el dinero, en el amor que se merece el niño, no lo siento mío, recuerdo entonces que dije un día antes: a veces espero que pase algo que me cambie la vida por completo y me demuestre que hay cosas por las que vivir, quizá termine en Tokio vendiendo timbres postales. Pero me refería a mi destino, a un cambio que me diera un sentido para vivir. Me siento aún más responsable, pensé en el dinero, en lo que ganaba, no me iba a dar tiempo, ¿iba a querer tanto a mi bebe? ¿Sería una buena madre?

Me despabilo un poco y voy al cuarto de mis padres, no quiero pedirles nada, es mi responsabilidad y quiero un cambio de vida, lo había pedido, es como yo quería. Pero me siento sola, sin un respaldo, sin un apoyo, envidio a las personas que tienen un matrimonio, cuando yo no sé si este es mi destino, veo mi vientre, lo acaricio y se mueve, le pido que me perdone, que lo cuidaré. Abro la puerta del cuarto de mis padres, ahí hay mucha luz, casi me deslumbra, pensé que ya era de noche pero ahí es de día, me acerco con una sonrisa, no quiero que me vean triste, mi padre se acerca a mí y besa mi panza, lo siente. Le dice a mi madre que salude a su nieto pero ella no voltea, no quiere saber nada de él, dice que lo que menos debo hacer es cuidarme. La desprecio por un momento y salgo de la recámara.

Al día siguiente voy a mi trabajo, utilizo un uniforme que no deja ver que estoy embarazada, nadie sabe, no me preocupa que lo sepan, pero me reclamo a mi por no tener quién me ame, porque si me quedo sola o si me pasa algo nadie lo cuidará y lloro un poco. Se acerca una señora y me insulta, no entiendo de donde viene ni por qué lo hace, pero logra hacerme enojar y le respondo con palabras, me tira en el piso y lo único que pienso es en mi hijo. En qué nadie sabe de él y yo no sé si sea buena madre, en las fiestas, en mi futuro, en mis responsabilidades, en el dinero, en el nacimiento y cambio de vida.

Estoy tirada en el suelo y veo hacia arriba, la luz blanca del techo me deslumbra.

Abro los ojos, estoy en mi cama.

Comentarios

  1. y me pregunto la razón de nuestros sueños en muchas ocasiones.... y me enojo cuando siendo sueños me influyen en el animo y en la realidad.... siempre preferí soñar fuera de las sabanas

    sonrisas despiertas

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