El lado bueno de las cosas

Hoy estuve revisando mis post anteriores en Facebook, por eso de que ahora te lleva a un viaje al pasado.  Gracias a eso, me di cuenta de uno de mis poderes. El poder de la Resiliencia. Estoy segura que todos la tenemos, pero algunos lo desarrollan mejor que otros y sobre todo algunos lo recuerdan mejor que otros. 

Es muy importante darnos cuenta de los poderes que tenemos, y honrarlos, hacerlos nuestros.  Darnos cuenta de las batallas ganadas, ya sea una infancia dura, un accidente, un asalto, un intento de violación, un temblor. Todos somos capaces de desarrollarla, darnos cuenta como respondimos y salimos airosos.

Tengo una amiga que tiene el super poder de ser fuerte y dulce al mismo tiempo, conozco a otra que tiene el super poder de esperar lo mejor del futuro, otros que tienen el poder de la oración perfecta en el momento necesario. Mi super poder es ver el lado bueno de cualquier desgracia. (No hablo de un corazón roto porque eso es otra historia y la resistencia llega pero mucho más lenta) Hablo de desgracias que no están en nuestras manos. 

Por ejemplo: Tengo el don de perdonar a quién me ha hecho daño, cómo a aquel que me puso una pistola en la cara para robar mi celular, o aquel que me tiro de la bicicleta y me dejó casi sin dientes o aquel que me intento violar a medio día mientras corría en el deportivo.  Esas circunstancias no estaban en mis manos, no estaban planeadas y no las esperaba en lo absoluto. Pero pasaron, las viví como seguramente muchos también las han vivido.  En cada una de las desgracias, reconocí lo afortunada que era de tener una familia y amigos que me aman tanto que no tuve tiempo de pensar en el rencor sino en la solución y aunque hay tiempo que debe pasar para sanar el trauma o el mal momento, la herida no queda abierta. Se cerró y se llama Resiliencia. 

Lo que sanó esos malos momentos fue el amor y el tiempo. Gracias a ello no guardo rencor por esas personas y lo único que nació de mí fue la compasión, el pensar que ellos tenían tanto  miedo que tenían que robar, herir o huir porque no tenían tanto amor a su alrededor en ese momento me hizo perdonarlas, dando soluciones, denunciando, tomando acción en el momento, compartir mi experiencia para que no volviera a suceder y seguir mi camino, muchas veces como si nada hubiera pasado. ¡¿No es eso un acto de poder?!

Ojalá tuviera ese poder todo el tiempo y lo recordara más a menudo, yo soy Resiliente.  Que aunque se active mucho mejor en caso de emergencia, cuando todo está  fuera de mis manos o cuando no conozco a esa persona, quizá es una pista para activar ese poder en mi vida personal en todo momento. Para saber que es posible.

Ojalá todos recordaremos nuestros poderes, siempre. 





Comentarios

Entradas populares